Sueños matutinos -por zora
Creo haberlos visto un par de veces cuando era pequeño, aunque no puedo asegurar que los conocí, eso no; me aterraba conocer sus secretos. Mi abuelo insistía en que seríamos grandes amigos, pero a mí nada más no me parecía. Sin embargo, ellos venían a mí: alborotaban las sábanas de la recámara a medianoche y me murmuraban frases huecas y sin sentido al oído.
Han dejado de venir, quizá porque me he ido lejos ó porque el abuelo ya no vive.
Sigo preguntándome si todo eso sucedía en realidad o simplemente eran sueños matutinos. Sigo deseando que el abuelo vuelva, que me bese y me arrulle con el canto de su saxofón. Sigo deseando que mis amigos noctámbulos me ayuden a encontrarlo, aunque sea por un momento, en la fragilidad de los sueños matutinos.
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