Dentro de mi imaginación y mis sueños empapados de anhelos. Existe un agujero, oscuro como una cueva, donde al pasar, silba el viento y como una dolorida queja a las hojas arranca un suspiro. Allí, en el fondo, escondida una calavera amarillenta. De algún poeta, soñador quizás, de vida ejemplar y bella, dedicada a palabras hermosas; dejando en el mundo su única huella.
Esencia y existencia del hombre.
Aunque la muerte te hiera, el contemplar tu calavera, de la soledad me salva.Si tú me quieres de veras, estarás allá conmigo, con tu bestial expresión La tristeza que me inunda teniendo tu cráneo en mi mano no me impide admirar la belleza de tu pensar.La grieta de sentimientos que serpentea tu digna calavera como un arroyo seco y erosionado hace que pueda apreciar la escultural estructura de tus sueños. Cubil pasado de un cerebro como sede, del amor, quitando al corazón esta función.
¿De donde vienes, el día en que naces?
Miro tu calavera y no contesta, me estrujo yo los sesos, y no atino. Y cansado poso la mirada sobre el amarillo cráneo de la calavera, cuando la luz del Poniente se filtra por el hondo hueco y hace parecer viviente el cráneo rígido y seco.