CIELO RASO

Al mirar por la ventana contemplamos lugares, momentos, personas y objetos; creo firmemente en ése instante perfecto, un instante inmaculado... un instante de luz.

23 noviembre 2005

Oir. Bili. uq. E -por kramer


Todo está en movimiento, todo vibra;
positivo y negativo,
el dios de este mundo, viene a mí y no encuentra nada en mí para asirse;
amor o gravedad;
amor, no amor;
equilibrio;
6…
4…
2…
seis rectángulos blancos,
cuatro vigas,
dos pirámides, figuras geométricas
símbolos filosofales, visiones sintéticas;

pirámide inversa de carne y pensamiento, profana mueca de equilibrio mordaz.

La caída -por zora



Hoy me declaro vencido, amilanado.
Porque mi declive hace mucho cesó de ser un tropiezo, considero justo avalar con fe mi fracaso; nuestro fracaso.
Y sí, siempre supe leer entre líneas. Nunca tu basura dejó de asombrarme; loable tu compromiso con las equivocaciones materiales, el narcisismo o, tratándose del hastío, las representaciones ficticias complacientes. Tus caretas.
Te adoro... te aborrezco. Lo digo sin grima, con las manos en cruces sobre el pecho: la derecha sobre el corazón; la izquierda al cuello.
Una última mirada, una que permanezca gentil y vibrante. Una mirada profunda.
Esta es mi cortés despedida.

03 noviembre 2005

Desvanecer -por zora


Disonancia permisible.
Con ansia espero el momento oportuno de tu devenir, aquel embrollo tardío y autoritario.
¿Cómo saber cuánto esperar? Medir el tiempo en horas resulta imposible, romántico. ¿En días? ¿En lustros? ¿Qué tal en vidas o en tiempos compartidos?
Me siento morir. Débil.
Un minuto más... y desaparezco.

O. En. Árc. -por kramer



Dentro de mi imaginación y mis sueños empapados de anhelos. Existe un agujero, oscuro como una cueva, donde al pasar, silba el viento y como una dolorida queja a las hojas arranca un suspiro. Allí, en el fondo, escondida una calavera amarillenta. De algún poeta, soñador quizás, de vida ejemplar y bella, dedicada a palabras hermosas; dejando en el mundo su única huella.
Esencia y existencia del hombre.
Aunque la muerte te hiera, el contemplar tu calavera, de la soledad me salva.Si tú me quieres de veras, estarás allá conmigo, con tu bestial expresión La tristeza que me inunda teniendo tu cráneo en mi mano no me impide admirar la belleza de tu pensar.La grieta de sentimientos que serpentea tu digna calavera como un arroyo seco y erosionado hace que pueda apreciar la escultural estructura de tus sueños. Cubil pasado de un cerebro como sede, del amor, quitando al corazón esta función.
¿De donde vienes, el día en que naces?
Miro tu calavera y no contesta, me estrujo yo los sesos, y no atino. Y cansado poso la mirada sobre el amarillo cráneo de la calavera, cuando la luz del Poniente se filtra por el hondo hueco y hace parecer viviente el cráneo rígido y seco.

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