Orr. Ep. -por kramer
En la cuneta deshabitada, de suelo sucio y lodazal.
Tu pelo danza al viento gris y conjura diez mil olores que mascar.
Tu plegaria se eleva con la luz del cielo, tan clara que te hace renegar.
Ecos extraños y vagantes, exiliados en esta noche, por su majestuosidad.
Eternas heridas que no cerrarán y aun no te hacen cojear,
Aunque ni tus gemidos, ni tu penuria te hará regresar.
Ya vas allí, tu nuevo lugar.
Estas palabras empiezan nuevas y ya contaminadas,
palabras que traen entre hilos fibras de silencio hostil,
un pedazo envejecido, sintiendo toda pulsación de mugre o de energía
Aquí yace pues, uno de esos callejeros,
pobres de sangre y estampa.
que nacen en cualquier rincón,
de perras tristes y flacas,
en medio de un torzón.
Un perro con la mitad de cráneo, despellejado:
hormigas negras ansiosas,
inquietantes larvas,
inmundos escarabajos.
Mil maneras de ladrar
la dirección del gruñido
los mandatos del hambre.
Qué tristes ojos tienes,
que recóndita tu mirada
como si en ella pusieran
tu dolor a media asta.
Y mueres de tristeza
a la sombra de una tapia.
Un perro joven
Un perro viejo
Un perro corre
Un perro ladra
Un perro caga
Un perro enfermo
Un perro muerto
Un perro atropellado
olor a perro mojado.