Mefistófeles callejero.
gato elegante con gesto de león,
mal educado y bueno,
si bien algo burlón.
Yo fuí casi un gato
feo y semicatólico, huraño y juguetón,
que maullaba a una luna visible,
lamido (?) por la cerrazón y quemado de alcohol.
El gato es inquietante, es de este mundo. Y tiene
el enorme prestigio de haber sido ya Dios.
La mirada dice: Sexo tiene la luz,
sexo tiene la estrella, sexo tiene la flor.
Y mira derramando su alma gris en la sombra.
Su espíritu es andrógino de sexos ya marchitos,
languidez femenina y vibrar de varón,
un espíritu raro de inocencia y lujuria,
vejez y juventud casadas con amor.
Tiene algo de búho y de delicada serpiente,
debió tener alas cuando su creación.
Dogmático y altivo,
odia por fiel al perro, por servil al ratón,
admite las caricias con gesto distinguido
y nos mira con aire sereno y superior.
No me parece maestro de alta melancolía,
no podría curar tristezas de civilización.
Cascarrabias horrible con cara de bribón,
El hombre es despreciable (nos dice), la muerte
llega tarde o temprano ¡Gocemos del candor!
Y tú gato vagabundo, cumbre de la pereza,
entérate de que hay gatos ricos que son
mártires de los placeres que a pedradas los matan
y mueren como Sócrates
dándoles su perdón.
kramer